¿Niñez con armas de caza?

Uno de los movimientos más deseados por el lobby procaza es el relevo generacional, consciente de que sus participantes tienen cada vez más edad y la juventud no se muestra interesada por el hecho de matar animales como forma de ocio.

El marco normativo de España está prácticamente hecho a medida de estos grupos favorables a la caza, con una Ley de Caza estatal del periodo preconstitucional, un Reglamento de Armas de 1993 que abre la puerta a obtener la llamada “Autorización Especial para Menores” con tan solo 14 años y con diferentes normas autonómicas que no prohíben en ningún caso la participación de los mismos como espectadores o acompañantes, exponiéndose a idénticos riesgos que las personas adultas.

Con estos antecedentes la Fundación Franz Weber ha establecido una advertencia muy clara: No podemos militarizar a la infancia y a la adolescencia con medidas o políticas públicas tendentes a facilitar su acceso a armas de fuego con las que posteriormente matar animales silvestres.

Volviendo a las estrategias del lobby procaza, estos han sabido desembarcar en ámbitos que deberían estar vetados por su propia actividad: Los colegios. Gobiernos como el de Extremadura, gobernado por el PSOE, y Andalucía, por el Partido Popular, han desplegado pseudoprogramas educativos manejados por las propias Federaciones de caza de cada territorio para adoctrinar claramente a las niñas y niños.

Las propias Federaciones reconocen que estas campañas tienen como objetivo fundamental el ansiado relevo generacional y no dudan en planificar actividades como el manejo de armas de aire comprimido barnizando las convocatorias como fiestas de fin de curso, como interés por el tiro deportivo o vinculando sus ideas con una supuesta protección de la Naturaleza y la biodiversidad. Mentiras.

Desde FFW trabajamos con la premisa de que cualquier persona menor de edad no debería estar expuesta a la violencia, sea en una plaza de toros o sea en un monte tiroteando o viendo como disparan a un corzo, un zorro o un jabalí. Además, planteamos reformas legislativas valientes que escuchen de una vez por todas las recomendaciones que se vienen realizando desde instancias internacionales. El Comité de los Derechos del Niño de Naciones Unidas es un buen ejemplo de ello.

Como colofón las acciones a llevar a cabo son directas. Debemos modificar todo el corpus normativo que posibilita que niñas, niños y adolescentes paseen por el campo con una escopeta, que vean divertido disparar a animales y sacarse fotos con sus cuerpos inertes.

En el periodo 2007-2020 al menos veintiún menores sufrieron lesiones o fallecieron como consecuencia de “accidentes” de caza en España. Una cifra que sería difícilmente asumible si habláramos de otras modalidades deportivas, ya que matar animales a tiros es, a día de hoy, considerado legalmente un deporte en este país.

Imagen: Getty/El País

Rubén Pérez Sueiras